La Luna Cautiva

Escribe desde Argentina: Ricardo Gómez

Cuando un ser querido parte abruptamente nos deja rememorando los momentos oportunamente vividos. Recuerdos y añoranzas que nos ayudan a mantener viva la llama de ese ser que físicamente nos ha dejado. Quienes creemos en la vida eterna, tenemos la certeza de que volveremos a estar con nuestros seres queridos, aunque en ciertas ocasiones el apego a lo físico nos hace sufrir más de la cuenta.

Con la noticia de la inesperada partida de este mundo de nuestra querida hermana, Dagmar Corales, nuevamente uno tuvo que recurrir a toda la fe y las certezas con las que cuenta. Hay noticias de este tipo que uno ciertamente espera, pero que alguien tan joven y con tanto por hacer nos abandone, mueve cualquier cimiento.

Recuerdo claramente el día que Dagmar llegó al país. Proveniente de su Alemania natal, se sentó allí junto al resto de los hermanos sin comprender demasiado de qué cuernos hablábamos y nos reíamos. Su flamante esposo, Alfredo Corales, le dedicó una canción con la cual, al menos en mi caso, siempre los relacioné. Escuchar esa canción en boca de Alfredo era sentir el amor que él le profesaba a su esposa. Cuando Alfredo le cantó la estrofa que decía: “Sos mi luna cautiva que me besa y se va”, todos nos dimos vuelta para reírnos cómplices, y ella se nos quedó mirando sin comprender de qué recórcholis se trataba todo aquello. Cuando el recordado Jorge Cafrune escribió “Mi luna cautiva” no se imaginó que esa canción sería casi un himno para esta familia.

Pero la vida transcurre sin previos avisos. No sabemos quiénes estaremos y quiénes no estaremos mañana. Esa incertidumbre debería movernos a ser más cariñosos con los que nos rodean, a ser más concientes de que nunca sabemos a ciencia cierta cuáles serán las últimas palabras que algún ser querido escuchará de nosotros. Deberíamos ser más cuidadosos en todo sentido.

En el medio de una noticia tan traumática como fue la partida de Dagmar, nos tocó recibir la visita de familiares de mi esposa. Nuestro ánimo no era el mejor, pero la vida sigue, y ellos querían ir a la costa a comer asado. Así que preparamos las cosas y salimos hacia el lugar donde pudiéramos cocinar la carne. Una vez terminado el almuerzo, y en medio de las típicas charlas de sobremesa, el cuñado de mi esposa se dirigió hacia su camioneta para poner un poco de música. A él le gustan los chamamés y ese tipo de música, y, sabiendo que a mi no me simpatizan demasiado esos ritmos, cambió al folclore. Imaginen mi sorpresa cuando la primera canción que sonó fue, justamente, “Mi luna cautiva”. Los ojos se me llenaron de lágrimas, ya que sentí tan claramente la presencia de Dagmar allí, como diciéndome: “Yo estoy bien, no se preocupe” Tuve una vez más que tragarme las lágrimas.

Tengo la certeza de que alguien como Dagmar estará esperándonos desde el mejor de los lugares. Incluso puedo imaginar que será como esas imágenes celestiales que compartía con nosotros desde su cuenta del Facebook. Desde uno de esos lugares nos apoyará y nos guiará en este año tan crucial para todos nosotros. La pérdida es mucha, ya que ella era una persona muy útil, pero deduzco que Dios ya tendrá planes para Dagmar. Tanto su familia directa como nosotros, los que la apreciábamos sinceramente, tendremos pronto noticias de su nueva vida, al menos hasta que nos reencontremos todos allí en el “otro barrio”. Y como todo tiene que ver con todo, y las casualidades no existen, desde ahora también cobrará sentido otra de las estrofas de esa canción con la que yo siempre los recordé, y que titula este humilde artículo:

 Tu amor es una estrella,

con cuerdas de guitarra,

una luz que me alumbra,

en mi oscuridad.

Acércate a la reja,

sos la dueña de mi alma,

sos mi luna cautiva,

que me besa y se va.

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Ricardo Gómez ricardomardel@yahoo.com.ar

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Autor: Ricardo Gomez

Traductor y corrector de las Sagradas Escrituras: Cham Bumo Gyeong, Cheon Seong Gyeong y Pyeong Hwa Gyeong. Traductor de la Antología de la Madre Verdadera; corrector de las Memorias de Hak Ja Han; corrector del libro El Ciudadano Global Amante de la Paz; Traductor y corrector junto a Yamila Gómez de la Constitución del CIG, entre otros muchos trabajos.

7 opiniones en “La Luna Cautiva”

  1. Estos hermosos pensamientos con seguridad llegarán hasta ella y le derán la felicidad de haber recorrido bien la etapa de desarrollo de su carrera de vida. No la he conocido pero a través de las palabras del Otro, creo poder captar la escencia de su alma. LComparto el dolor de mis hermanos.

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  2. Gracias Ricardo por tan lindo testimonio… ahhhh que hermosos recuerdos nos traen esa viejas melodias con las que hemos crecido y compartido momentos que nos hacen volver a nuestra eterna juventud!!! estoy segura que Dagmar esta mirando y escuchando con una sonrisa desde ese lugar que algun dia todos estaremos… chau !

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  3. hermoso Ricardo!!
    Dagmar siempre miraba a Alfredo con tanto orgullo y le sacaba miles de fotos cuando cantaba. Ella era una verdadera embajadora de su familia!! Y llego a amar Argentina como si fuera su pais de origen.

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  4. Ricardo, acabo de leer tu mensaje. Muy ocurrente. Alfredo anoche estuvo en casa y me lamento no haberlo leído esto antes par compartirlo, ya que él por este tema momentáneamente está sin la compu y el celular. Esta linda experiencia una vez más nos muestra claramente que los Padres Verdaderos han logrado el ideal con nosotros, de hacernos sentir hnos y hnas de una familia global bajo el amor de Dios.

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  5. mil gracias hermoso testimonio del paso de nuestra hermana,por este mundo físico, me deja muchas enseñanzas pero entre ellas lo valioso del compartir, con nuestros seres amados en realidad no sabemos cuando debamos partir al M.E, así que debemos darlo todo ahora…nuevamente gracias

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  6. Luna Cautiva es una zamba escrita por El Chango Rodríguez. La escribió estando preso. Esto lo saqué de varias páginas de internet: «… Luna cautiva es, entonces, la historia de un amor que existe, que tiene raíces hondas; pero que debido a “un toro mañero” hace que el arriero no llegue a tiempo a su hogar.
    Es interesante ver como el artista se evade totalmente del contexto en el cual vive, la cárcel, para soñar con su mujer y construir la letra con imágenes sumamente vívidas: jazmines, grillos, tintinear de espuelas del río… es la visión de un paraíso sencillo, del paraíso que él espera encontrar en la vuelta a su casa.» …» El amor es de la esposa del Chango, que, del otro lado del paredón que separa la cárcel de la calle, convierte a los barrotes en cuerdas de guitarra. Luna cautiva es la metáfora del encierro inverso, para el cantautor, es ella quien ­está atrapada en el marco de esa ventana, tirándole besos desde el sauzal.» Saludos

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